2050 Una visión global alcanzable para la conservación, el desarrollo y el bienestar humano

La percepción de que el desarrollo es sinónimo de daño ambiental y social, versus la conservación, no solo es innecesaria, sino que es activamente contraproducente para el desarrollo humano y ambiental”

Muchos dan por sentado que los intereses económicos y los intereses ambientales están en conflicto. Pero una nueva investigación sostiene que esta percepción de desarrollo versus conservación no solo es innecesaria, sino activamente contraproducente para ambos extremos. Lograr un futuro sostenible dependerá de nuestra capacidad para asegurar tanto comunidades humanas prósperas como eco- sistemas naturales abundantes y saludables.

The Nature Conservancy (TNC) se asoció con la Universidad de Minnesota y otras once instituciones para investigar si es posible lograr un futuro en el que se satisfagan tanto las necesidades de las personas como las de la naturaleza. ¿Podemos realmente satisfacer las necesidades humanas de alimento, agua y energía mientras hacemos más para proteger la naturaleza? La respuesta es sí.


La buena noticia es que proteger la naturaleza y proporcionar agua, alimento y energía a un mundo en crecimiento no tienen que ser opuestos irreconciliables. Nuestra visión, en cambio, llama a iniciativas inteligentes en materia de energía, agua, aire, salud y ecosistema que equilibren las necesidades del crecimiento económico y la conservación de recursos. En lugar de un juego de suma cero, estos elementos son lados equilibrados de una ecuación, que revela la senda a un futuro en el que las personas y la naturaleza prosperan juntas.

Si seguimos en la senda actual del “todo como de costumbre”, corremos el riesgo de un ciclo de escasez que se intensifica. Pero con algunos cambios en la manera como satisfacemos nuestras demandas de alimento, agua y energía, podemos hallar un camino mucho más sostenible hacia la mitad del siglo.

Sin embargo, si hacemos cambios en dónde y cómo satisfacemos nuestras demandas de alimento, agua y energía para la misma población global creciente y la misma riqueza, el panorama puede ser drásticamente diferente para mediados de siglo.

Estos objetivos pueden alcanzarse al tiempo que los hábitats naturales se expanden tanto dentro como fuera de las áreas protegidas. Todos los países firmantes de las Metas de Aichi cumplen los objetivos de protección de hábitats y más del 50 % de las extensiones de todas las ecorregiones permanecen sin convertir, excepto las praderas templadas (el 50 % de las cuales ya están convertidas actualmente). “Lograr este futuro sostenible para las personas y la naturaleza es posible con la tecnología y el consumo existentes y previstos, pero solo si ejercemos grandes cambios en los patrones de producción. 

Hacer estas modificaciones requerirá superar desafíos económicos, sociales y políticos sustanciales. En pocas palabras, no es probable que los límites biofísicos del planeta determinen nuestro futuro, sino, más bien, nuestra voluntad de pensar y actuar en modo diferente poniendo el desarrollo económico y el ambiente en igualdad de condiciones como partes centrales de la misma ecuación.

2050

El desafio

Esta senda de “sostenibilidad” incluye un aumento de la temperatura global limitado a 1.6 °C en cumplimiento con los objetivos del Acuerdo Climático de París; eliminación de la pesca excesiva, con mayor rendimiento de las pesquerías; una caída del 90 % en la exposición a los peligros de la contaminación del aire; menos personas, ríos y campos agrícolas afectados por el estrés hídrico. 

Durante los próximos 30 años, sabemos que enfrentaremos un rápido crecimiento poblacional y mayores presiones sobre nuestros recursos na- turales. Las estadísticas hacen pensar: con 9.700 millones de personas en el planeta en 2050, podemos esperar un 54 % de aumento en la demanda mun- dial de alimentos y un 56 % de incremento en la demanda de energía. Si bien satisfacer estas demandas crecientes y lograr la sostenibilidad es posible, es bueno analizar adónde nos conducirá el statu quo.

La Organización Mundial de la Salud, el Foro Económico Mundial y otras organizaciones internacionales líderes en materia de desarrollo dicen que la contaminación del aire y la escasez del agua —desafíos ambientales— están entre los mayores peligros para la salud y la prosperidad humanas. Y nuestro análisis del “todo como de costumbre” deja claro algo que muchos ya temen: que el desarrollo humano basado en las mismas prácticas que usamos hoy no nos prepara para un mundo con casi 10.000 millones de personas.

En términos simples, si seguimos en la senda actual, corremos el ries- go de quedar atrapados en un ciclo de escasez que se intensifica, y nuestras oportunidades de crecimiento se verán severamente limitadas y nuestros paisajes naturales, severamente degradados. En este escenario de “todo como de costumbre”, podemos esperar que la temperatura global suba 3.2 °C, que la contaminación del aire empeore y afecte a 4.900 millones más de personas, que la sobrepesca afecte el 84 % de los recursos pesqueros y que un mayor estrés hídrico afecte a 2.750 millones de personas. La pérdida de hábitat continúa y deja intactos menos del 50 % de praderas nativas y varios tipos de bosques.

Lograr este futuro sostenible para las personas y la naturaleza es posible con la tecnología y el consumo existentes y previstos, pero solo si ejercemos grandes cambios en los patrones de producción. Hacer estas modificaciones requerirá superar desafíos económicos, sociales y políticos sustanciales. En pocas palabras, no es probable que los límites biofísicos del planeta determinen nuestro futuro, sino, más bien, nuestra voluntad de pensar y actuar en modo diferente poniendo el desarrollo económico y el ambiente en igualdad de condiciones como partes centrales de la misma ecuación.

Quizá la necesidad más urgente de cambio yace en el uso de la energía. Para satisfacer la creciente demanda energética manteniendo, a la vez, el cli- ma dentro de límites seguros, necesitaremos alterar la manera en que produ- cimos energía, reduciendo las emisiones de carbono y otros químicos nocivos.
En un escenario del “todo como de costumbre”, en 2050, los combusti- bles fósiles aún reclaman el 76 % de la energía total. Un enfoque más sosteni- ble reduciría esa proporción al 13 % para 2050. Si bien es un cambio agudo, es necesario detener el flujo de los nocivos gases de efecto invernadero hacia la atmósfera.

La reducción de la energía basada en el carbono podría compensarse au- mentando la proporción de energía de fuentes renovables al 54 % e incremen- tando la energía nuclear a un tercio del total de la producción energética, con lo cual se cubriría casi el 85 % de la demanda energética mundial provenientes de fuentes de combustible no fósiles.

Además, solo lograremos plenamente la reducción de impactos climáticos si recortamos el carbono existente en la atmósfera. Esto puede lograrse a través de una mayor inversión en iniciativas de captura y almacenamiento de carbono, incluyendo soluciones climáticas naturales: estrategias de gestión de la tierra tales como evitar la pérdida de bosques, reforestar, invertir en la salud del suelo y restaurar el ecosistema costero.

El beneficio neto de estos esfuerzos de redistribución energética es doble. Primero, bajan la velocidad con la que los gases de efecto invernadero pasan a la atmósfera; reducen las proyecciones de carbono atmosférico a 442 partes por millón, en comparación con el escenario “todo como de costumbre”, que lleva el nivel cerca de las 520 ppm.

Segundo, estos cambios en las fuentes de energía crearían un marcado descenso de la contaminación de particulados en el aire. Los modelos muestran que el mayor uso de combustibles fósiles en el escenario “todo como de costumbre” probablemente exponga a la mitad de la población del planeta a una peor calidad de aire para 2050. En el escenario sostenible, esa cifra cae a solo el 7 % de los habitantes del mundo, gracias a menos emisiones de partículas provenientes de fuentes de energías renovables y nuclear.

Cumplir con las metas sostenibles que se proponen requieren un segundo frente de cambios en la tierra: modificar la forma en que usamos los terrenos disponibles y dónde elegimos realizar las actividades necesarias. En general, los cambios que incluyen en una visión más sostenible permiten que el mundo satisfaga las necesidades globales de alimento, agua y energía sin conversión adicional de hábitat natural para esas necesidades; algo que no es posible en el escenario “todo como de costumbre”.

Mientras que dejar atrás los combustibles fósiles es esencial para cumplir con los objetivos climáticos, la ubicación de nueva infraestructura de energía renovable presentará desafíos en términos del uso de la tierra. La producción de energía renovable ocupa espacio y, si no se ubica bien, puede causar sus propios impactos negativos sobre la naturaleza y sus servicios para las personas.

Esta senda sostenible,se abordan los desafios dando preferencia al uso de tierra ya convertida para el desarrollo de energía renovable, lo que disminuye el impacto de nueva infraestructura eólica y solar en el hábitat natural. También excluyen la expansión de biocombustibles, ya que se sabe que requieren un área extensa de tierra para su producción, lo que causa conflictos con el hábitat natural y la seguridad alimentaria.

"No es probable que los límites biofísicos del planeta determinen nuestro futuro, sino, más bien, nuestra voluntad de pensar y actuar en modo diferente poniendo el desarrollo económico y el ambiente en igualdad de condiciones como partes centrales de la misma ecuación. "

Más alimento, menor huella

Mover la agricultura a áreas de alto rendimiento y menor estrés hídrico nos ayudará a cumplir con las metas sostenibles, así como también a satisfacer la demanda de alimentar a casi 10.000 millones de personas. Podemos lograr estos objetivos con reducciones relativamente modestas en las tierras de cultivo y de pastoreo. Este escenario sería mayormente compatible con las visiones emergentes que abogan por proteger la mitad de los sistemas terrestres del mundo.

Fuente: The Nature Conservancy
Foto Final: karsten-wurth-Mölsheim, Germany-@karsten_wuerth

Relacionados

Programa Copérnico: La revolución de las imágenes satelitales

En la minería chilena el uso de información de sistemas satelitales como Copérnico es relevante y se utiliza para la medición y levantamiento de residuos mineros, la gestión eficiente de los recursos hídricos, la gestión proactiva de la biodiversidad y alertas tempranas de distorsiones en el terreno y climáticas.

Naturaleza positiva: El nuevo paradigma que se instala en la industria

Volverse positivo para la naturaleza para 2030, significa revertir el declive actual de la biodiversidad, para que la restauración del ecosistema se ponga en marcha y las especies aumenten en abundancia salgan del peligro de extinción. Este es un paso crítico en el camino hacia una naturaleza próspera para 2050.

Minería Sostenible ¿Una alternativa viable?

El doble reto de la mineria verde: por un lado, reducir su huella ambiental y social a gran escala, y al mismo tiempo producir más, sobre todo minerales estratégicos, precisamente para la transición sostenible.